martes, 7 de febrero de 2012

Anecdotario parte I: Lenguaje y Comunicación







En una búsqueda interior, no quiero dejar de lado mis sensaciones y experiencias al enfrentarme al mundo real. Suena bastante frightening decirle así, pero es en parte verdad. Nadie te enseña cómo vivir la vida post-Universidad.

En este sentido el lenguaje se me hace una herramienta imperante en la búsqueda, ya que es el lenguaje el que nos mueve. Querer desear expresar algo, nuevo o viejo, es inherente. Es por esto que deseamos comunicarnos a través de este. Claro, muchos de ustedes pueden estar pensando, ¿y recién ahora lo descubre? Es que no. Lo descubrí en primero básico - puede que haya sido antes, pero no lo recuerdo -  cuando teníamos que dibujar y escribir qué es lo que queríamos ser cuando grandes. Claro, mis respuestas fueron nada que ver a lo que hago, pero son dos cosas que sí me hubiera gustado ser: profesora y cantante.

Sobre ser profesora: En verdad encuentro que es una profesión de las más nobles. Soportar y dominar a una gran cantidad de niños/adolescentes (bestias) es una tarea titánica, con una escueta paga. Me saco el sombrero, really. En mi caso, hubiese resultado ser una profesora de las peores. Descubrí dentro de la Universidad que no me gusta mucho enseñar. Me da una soberana lata. ¿Lo haría por necesidad? sí, pero no es mi calling. Lo segundo y lo que fue culminante a la hora de mi descubrimiento es que no tengo paciencia y cero dominio de grupo. Volarían papeles, quemarían los bancos, se pelearían, etc. Yo, en cambio, estaría gritando y chillando como una loca tratando de controlar la situación. Pésima opción, pésima profesora.

Sobre ser cantante: Dedos para el piano no me faltan - de hecho gozo de tener largos dedos. Soy afinadita, pero sin control vocal alguno. Mis máximos estudios en la materia comprenden 5 años en un coro de colegio, gracias. Me lo tomaba en serio, pero nunca tuve una instrucción verdadera. Mención honrosa para mi santa madre que grababa mis actuaciones, aunque todos los registros están temblorosos. Mi "talento" nunca fue pulido y tiene cero potencial; hay gente que canta mil veces mejor que yo y les dejo la pega de ser artista sin pánicos escénicos a ellos. De que canto, canto. La ducha es el escenario, como para mucha otra gente, además de las ocasionales performaces en karaokes en casa, con o sin algunas copas de más, y medir mi afinación en canciones imposibles en karaoke party. Por cierto, canto tan apasionadamente como cuando bailo sola en mi pieza. Y, por supuesto, el cepillo es el micrófono.

Es así como leyendo el currículum de Lenguaje y Comunicación se me vinieron tantas cosas a la mente: los niños necesitan leer más, o eso a mí no me lo pasaron - probablemente que no, debido a que el documento es contemporáneo a los años que estuve en el colegio -, o que la educación chilena ... bla bla bla. ¿Importa realmente lo que piense del currículum?¿Voy a cambiar el mundo? No. Prefiero hacer un anecdotario de las cosas que me acuerdo mientras vaya leyendo los capítulos.

1 comentario:

Cristóbal dijo...

Como lo dije en Facebutt, me sentí muy identificado con varios de los puntos que mencionas en cuanto a la vida poslicenciatura/sin Programa de Formación Pedagógica. Claramente, tomamos el camino difícil pero sigo sin creer que podría ser profe, más cuando uno sabe el detrás de la formación pedagógica. Una tarea noble pero no para todos.

Eso sí, esta instancia es cuando más sale la creatividad. Quizás retomar viejas aficiones no hacen nada de mal.