miércoles, 25 de mayo de 2011

La Naturaleza Contraataca



 Así como lo leíste, la naturaleza contraataca. Este no es uno de esos post ambientalistas en los cuales digo que el calentamiento global es el causante de todos nuestros males. Más bien quiero referirme a una anécdota del día lunes en Casa Central. El lunes llegué al campus a eso de las tres de la tarde, y como no tenía clases hasta las 3 y media, decidí esperar escuchando música acostada en una banca en el patio de la Virgen. Transcurren los minutos y mientras estaba en el trance musístico, caen unos piñones al suelo. Yo miro impresionada por la altura de las palmeras y que algo cayera de ellas. Pasa un rato más y cae una segunda lluvia de piñones. pero esta vez arriba mío. Alcancé a cubrirme la cabeza, pero sobre mis piernas y abdomen cayó gran parte de esta lluvia, casi enterrándose un piñón en mi abdomen. Me levanto cuando se acabó, con dolor y veo lo grandes que son. 
La verdad es que esta es una anécdota, pero me pregunto yo: ¿qué hice para hacer a las palmeras enojar? Y no es que las hiciera enojar, obviamente, pero es karma, ¿no?
Uno vive tranquilo haciendo sus cosas y de repente nos sorprendemos con cosas tan mínimas o dolorosas, que se podrían prever, pero no lo hacemos. Tal vez muchos piensan igual que yo, mientras que otros no. Tal vez si al estar más despiertos, las circustancias de la vida no nos tomarían con tanta sorpresa, o con tanta extrañeza. Este semestre he aprendido eso en particular, a no extrañarme y a estar más despierta, a re-re-re-pensar las cosas antes de hacerlas y re-pensar lo que me dicen o hacen, aún así, me atacó la naturaleza. Puede sonar mega-analítico, pero es que mi cabeza funciona así, analizando cada detalle de lo esperado y lo inesperado. Creo que me he cansado de las caretas y de las cosas que no son. Prefiero ser honesta, directa, y a veces soy un poco bald, y genuine, que ser alguien que no soy y mostrarme tal cual soy, tal vez así un montón de personas se ahorran una reacción inesperada mía. Me convertiré en una persona predecible, ¿y qué? A nadie le gusta mucho la gente impredecible. Son raros, difíciles y no se sabe qué regalarles.
Así es, la naturaleza contraataca, sólo tienes que saber cómo tomarlo.

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